martes, 30 de noviembre de 2010

Funerales en Córdoba

Nave central de la Iglesia del
Convento de San Pablo de Córdoba

Tres funerales se celebraron en Córdoba por el Cardenal Belluga. El Cabildo Catedral, celebró funeral por el alma de quien fuera su Canónico Lectoral el día tres de abril de 1743 y también el Real Convento de San Pablo de la Orden Dominica hizo tras su muerte “públicas honras” a la figura de su benefactor. Finalmente la Congregación del Oratorio de San Felipe Nerí, consagró solemnísimas exequias a quien fuera su fundador, durante los días 15 y 16 de mayo de ese mismo año.

Un grandioso túmulo “en forma de ochava con sus correspondientes gradas, cuya altura era de veinticinco varas”, adornado con numerosos escudos y símbolos alegóricos al purpurado motrileño, en el que se distribuían diez “Geroglíficos” acompañados de sonetos explicativos que glosaban la vida y virtudes de finado, e iluminado por 184 blandones de plata, todos cedidos por la catedral cordobesa para la ocasión, se levantaba ante el altar de la Iglesia del Oratorio donde tuvo lugar la solemne función fúnebre.

D. José Capilla Bravo, Prebendado de la catedral cordobesa, fue el encargado de pronunciar la Oración Fúnebre que, dedicada a San Felipe Neri por un devoto, fue impresa por “Diego Valverde, y Leyva, y Diego Rodriguez Impresores de la Dignidad Episcopal”.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Exequias en Motril por el Cardenal Belluga

La noticia de la muerte del Cardenal llegó a Motril a los pocos días de producirse ésta, "Al punto dieron indicios de su dolor todas las Iglesias y Sagradas Religiosas Familias de este pueblo. Sonó el lúgubre afan de las campanas, a cuyas sonoras lamentaciones hacía eco las no vulgares tristes expresiones de todos sus ciudadanos".

El Venerable Clero de la Colegiata y el Colegio de Padres Jesuitas celebraron varias misas al día siguiente de conocer la noticia, pero no sería hasta el 10 de mayo de 1743 cuando se consagró el primer y solemne funeral por el Cardenal, celebrado por los Religiosos Jesuitas.
El 28 de junio de 1743 se celebraron las Solemnísimas Exequias por el Cardenal en la Colegiata Insigne de Motril que fueron anunciadas en su víspera por los fúnebres sonidos de las campanas del templo. Desde primera hora de la mañana se dijeron misas por el alma del finado para, al mediodía, celebrar el Solemne Funeral presidido por el Muy Digno Señor D. Juan Fernández Montero, Beneficiado más antiguo y Vicario de la ciudad. Corrió el sermón a cargo del Provincial de los Franciscanos granadinos Fr. Luis López Guijarro.

El Fúnebre Panegérico fue publicado en Madrid a expensas de D. Fernando Alcáraz Huertado y Belluga, Arcediano de Alarcón, Dignidad de la Santa Iglesia de Cuenca y sobrino de Cardenal. Asimismo lo dio a la luz en Granada "un apafsionado de dicho M.R.P", con impresión de Jofeph de la Puerta bajo el titulo de "Sermón en las exequias...."

      

viernes, 26 de noviembre de 2010

Funeral de los Jesuitas de Motril

También el colegio de la Compañía de Jesús quiso honrar la memoria de su fundador con solemne función religiosa. Fijaron los jesuitas a tal fin la fecha del viernes diez de mayo, “el 9 a medio dia dio avifo al comun en melancolicos dobles el Colegio, a cuyos lamentables clamores hicieron eco todas las hermosas Campanas de efta Ilustre Parroquia, de los Conventos Religiosos, y demás Iglesias de efte pueblo”.

Como quiera que la capacidad de la capilla del colegio –actual capilla del Colegio de Nuestra Señora del Rosario- resultaba pequeña para la solemnidad deseada pues “quedarían ahogados los lucimientos de una función tan memorable”, los rectores del Colegio de San Luis Gonzaga solicitaron de los Padres Mínimos del Convento de la Victoria la cesión de su templo, donde finalmente tuvieron lugar las exequias.

Ante presbiterio del templo se levantó un suntuoso túmulo funerario de tres cuerpos sobre el que se colocó la tumba en la que “fe extendia una Cafulla, dexando proporcionado lugar, para que decorosamente se colocaffe en el fitio fuperior una Mitra, y pendiente en el inferior un capelo”. Doce “hacheros” colocados en el suelo rodeaban el monumento funerario que se iluminaba con setenta y dos candelabros más, y para cuya decoración se confeccionaron inscripciones sepulcrales y “Vivas oportunifsimas Poesías” que glosaban la vida y virtudes del Cardenal difunto.

El Muy Reverendo Padre Maestro Martín García de la Compañía de Jesús, Rector del Colegio de San Pablo de Granada, fue el encargado de pronunciar la Oración Fúnebre que fue publicada en Granada en la Imprenta de la SSma. Trinidad por Juan de Palomares.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Solemne túmulo en la parroquial de Motril

Recreación ideal del túmulo
funerario levantado ante la
Real Capilla de los Dolores
El Cabildo de la Colegiata de Motril y los Capellanes de la capilla de la Virgen de los Dolores, rivalizaron con el Colegio Jesuita de la ciudad en el fasto y solemnidad dado a sus respectivas funciones fúnebres en honor al Cardenal Belluga.

Así, si los Jesuitas levantaron en el templo del Convento de la Victoria un suntuoso túmulo de tres cuerpos iluminado por sesenta y dos candeleros, ante la Real Capilla de la Virgen de los Dolores de la Colegiata se instaló un fastuoso monumento funerario igualmente de tres cuerpos, sobre el tercero de los cuales. se instaló el sepulcro y la una urna funeraria, iluminándose el conjunto por un total de ciento veinticuatro “antorchas”.

Una inscripción dedicatoria ocupaba el centro del primer cuerpo, al frente y a la espalda, y “Lo reftante de la frente, lados , y efpalda del primer cuerpo rodeaban hermosamente colocadas doce ovaladas Targetas, guarnecidas con bellos marcos charolados y follages de talla dorados”, cada una de las cuales comparaba en verso las virtudes de Belluga con la de las más valoradas piedras preciosas:

“Preciofos brillantes efmaltada
Adorna, grande Luis, tu facra frente
Diadema inmortal, honor luciente
De tus mismas virtudes fabricada:
Que el Cielo, para darte refulgente
Corona, á tu piedad proporcionada,
Defpreciando los Aftros de fu Zona,
De tus mifmas virtudes te corona”.

Un segundo cuerpo “con proporcionada disminución” se decoraba con ocho nuevas cartelas de muy claras fus panegyricas alufiones” a la muerte del purpurado:

“Murio el Sol luminofo
y despues luce mas fu nuevo Oriente;
Murió Luis prodigiofo, ,
Y como bello Sol refplandeciente
En Oriente mejor, y mas conftante.
Renace a nueva luz, y mas brillante”.

Los escudos familiares de Belluga aparecían sobre el tercer cuerpo con breves inscripciones latinas alusivas a los mismos. Pero aún sobre este tercer cuerpo Pareció oportuno, que acompañafen los quatro lados otros tantos Angulares elogios de nueftro Héroe, tomados de las Sagradas Efcrituras”:

“Sacerdos magnus, qui in vita fua fuffulfit domum,
corroboravit Templum”.

Finalmente Sobre la agigantada mole de efta pyra defcanfaba una Urna fepulcral con fu bafa, todo de remedados jafpes negros, con embutidos verdes, y dorados frifos, y fobre ella la Tumba, veftida de un Telliz de tela carmesí, y en fu debido lugar, por común eftilo, dos almohadas de Terciopelo de la mifma color, en las quales fe veían las infignias de fus altas Dignidades, una Mitra ázia la parte fuperior, y pendiente ázia la inferior un Capelo, y á los pies fe dexaba ver otra Mitra reclinada, por la que fu Eminencia renunció de la Santa Iglefia Cathedral de la Ciudad de Cordova”.

En definitiva una imponente arquitectura efímera para honrar a tan ilustre hijo de Motril y preclaro Príncipe de la Iglesia, cuya descripción nos ha llegado gracias al lujo de detalles con que es recreada en el preámbulo del “Fúnebre Panegérico […] que celebraron al Eminentísimo y Reverendísimo Señor Cardenal el Señor Don Luis Belluga y Moncada, Torre, Caftillo, y Haro , en la Ciudad de Motril á 28. de Junio de 1743”.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Belluga y Juan Pablo II

La distancia temporal puede hacer complicado comprender la relevancia histórica de Belluga en su época. En este sentido resulta aleccionadora la comparación de su vida y obra con la de algún destacado protagonista de nuestra más reciente historia.

Los profesores García Hourdace e Irigoyen López, en su artículo Vidas paralelas: el Cardenal Belluga y el Papa Juan Pablo II”, han hecho una estudio comparativo de las vidas de ambos personajes que resulta muy esclarecedor para comprender la importancia histórica del motrileño.