La noticia de la muerte del Cardenal llegó a Motril a los pocos días de producirse ésta, "Al punto dieron indicios de su dolor todas las Iglesias y Sagradas Religiosas Familias de este pueblo. Sonó el lúgubre afan de las campanas, a cuyas sonoras lamentaciones hacía eco las no vulgares tristes expresiones de todos sus ciudadanos".
El Venerable Clero de la Colegiata y el Colegio de Padres Jesuitas celebraron varias misas al día siguiente de conocer la noticia, pero no sería hasta el 10 de mayo de 1743 cuando se consagró el primer y solemne funeral por el Cardenal, celebrado por los Religiosos Jesuitas.
El 28 de junio de 1743 se celebraron las Solemnísimas Exequias por el Cardenal en la Colegiata Insigne de Motril que fueron anunciadas en su víspera por los fúnebres sonidos de las campanas del templo. Desde primera hora de la mañana se dijeron misas por el alma del finado para, al mediodía, celebrar el Solemne Funeral presidido por el Muy Digno Señor D. Juan Fernández Montero, Beneficiado más antiguo y Vicario de la ciudad. Corrió el sermón a cargo del Provincial de los Franciscanos granadinos Fr. Luis López Guijarro.
El Fúnebre Panegérico fue publicado en Madrid a expensas de D. Fernando Alcáraz Huertado y Belluga, Arcediano de Alarcón, Dignidad de la Santa Iglesia de Cuenca y sobrino de Cardenal. Asimismo lo dio a la luz en Granada "un apafsionado de dicho M.R.P", con impresión de Jofeph de la Puerta bajo el titulo de "Sermón en las exequias...."