“Declara asimismo Su Eminencia que para que en la misma Ciudad de Motril se puedan ir amaestrando en la Música algunos niños, y jóvenes de aquellos, que se reconociese tener mejor metal de voz y mejor oído….”.
Órgano de la antigua colegiata, 1763. Desaprecido en 1936. |
Así comienza el punto 41 de la escritura de las Pías Fundaciones realizada por el Cardenal Belluga en 1739, y en la que establece la ordenanza por la que se debe regir el Cabildo Colegial de Motril para la enseñanza, "no sólo a los Acólitos Mayores y menores .... más también a todos aquellos que quisieran aprenderlo", de “canto llano” y “canto de órgano” al servicio de la liturgia en la ya entonces Colegiata Insigne.
Belluga especificará quienes deben ser los maestros de canto y la cuantía de las retribuciones que deben recibir con cargo a sus fundaciones, así como el mecanismo por el que los más diestros en su aprendizaje pasaran a “enseñar, y amaestrar a otros, porque esta enseñanza de unos a otros quiere Su eminencia dure perpetuamente”.
Con esta disposición el purpurado motrileño vuelva a dejar constancia de su preocupación por la formación de sus paisanos, especialmente de aquellos que pudieran seguir la carrera eclesiástica, pero también de los que pudieran entrar al servicio de la Colegial , ofreciéndoles la formación necesaria para ello.