jueves, 16 de junio de 2011

Belluga y la definición del dogma de la Inmaculada.

Entre 1732 y 1734 Belluga, convencido inmaculista, trabajó infatigablemente por el reconocimiento y definición del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.

No existiendo ya controversia desde el punto de vista teológico, Clemente XII solicitó para su declaración dogmática la petición unánime de los países católicos, confiando al cardenal motrileño la recopilación de las distintas súplicas.

Belluga se encargó personalmente de solicitar dichas súplicas al Rey de España y a todos lo estamentos eclesiásticos españoles. Consiguió la adhesión de los cardenales representantes de estados católicos presentes en Roma y, con ayuda del Procurador General de los Franciscanos, buscó la adhesión del rey de Portugal y de los distintos estados italianos.

A pesar de recopilar 290 súplicas, la indefinición de grandes estados católicos como Francia, Austria o Portugal que, como indica el profesor Vilar, tenían “la impresión de que aquello respondía a una iniciativa española que no a un deseo universal del mundo católico”, terminaron haciendo naufragar el proyecto que se haría realidad de mano de Pío IX en 1854.