Previo a su renuncia al obispado, Belluga había negociado en Roma la persona de su sucesor en la sede cartaginense.
Tomás José de Montes, era granadino formado en el seminario diocesano y en la universidad de aquella ciudad donde llegó a ser Abad de la Colegial del Sacro-Monte, y donde muy posiblemente conociera al Cardenal en sus años de formación. Belluga volvió a coincidir con él durante su primera estancia en Roma, en cuya curia Montes ocupó relevantes puestos, además de una canonjía en la Basílica de San Juan de Letrán, para ser designado finalmente Obispo de Oviedo.
Tras el acuerdo entre ambos mitrados sobre el repartimiento de las rentas del obispado, Montes sería promovido a su nueva sede el 1 de septiembre de 1724 tomando posesión a finales de noviembre de ese mismo año