Las dificultades que hubo de padecer en sus primeros años de estudio, tanto en Motril como en Granada, y su preocupación por promover a los “sujetos que puedan ser útiles a la Iglesia de Dios, al Reino, a su republica y Familias”, movió toda la acción de Belluga en lo relativo a la educación en Motril.
Su contribución a la formación de sus paisanos se refleja ya en la escritura de fundación de sus Pías Fundaciones en 1720, creando una cátedra de Filosofía y dos de Teología bajo la supervisión del Colegio de Beneficiados de la Parroquia de La Encarnación de Motril.
Tras la fundación del Colegio de Jesuitas, estas cátedras quedaron agregadas al plan de estudios del mismo, no obstante Belluga dotaría dos nuevos beneficios para realizar estudios superiores “uno con beca de Theología y otro con beca de Jurista” en el Colegio Mayor de San Bartolomé y Santiago de Granada, previo examen de sus conocimientos, a sendos estudiantes del colegio motrileño.
Si bien es cierto que el Prelado anteponía a sus familiares para la obtención de estas ayudas, no lo es menos que en “caso de que ninguno tenga la debida habilidad, se admitan al examen los naturales todos que concurran, aunque no sean consanguíneos”.