lunes, 28 de noviembre de 2011

El Motril de Belluga

Con dieciséis años, Belluga entró en el Colegio Mayor de San Bartolomé y Santiago de Granada. Hasta entonces debió vivir en Motril junto a su tío y abuela, desconociéndose si durante el periodo de colegial granadino visitaría su ciudad natal. Referimos aquí algunos datos del Motril en que vivió el Cardenal su infancia.

Motril en el siglo XVII
Belluga conocería una ciudad que había adquirida tal título pocos años antes, en 1657, y que sobrepasaría por entonces los 6000 habitantes. Aunque su uso era cada vez menos necesario, los límites de Motril vendrían dados por la antigua muralla, tras la que se extendía al sur, una extensa vega plantada de cañas de azúcar, al poniente el barrio del Manjón, al que se accedía desde la puerta de Granada, y al este tras atravesar el Postigo de Beas, el Barrio del Corucho.
Intramuros se encontraban el Convento de Mínimos de San Francisco de Paula, el Hospital de Santa Ana con su templo y la Iglesia Mayor de la Encarnación. La estructura de este templo en la infancia de Belluga se asemejaría bastante a la actual, si bien con los añadidos desaparecidos de los testeros norte y sur. El crucero había sido terminado en 1620 y la entrada al templo podía hacerse aún por la puerta del testero oeste. El altar mayor se componía de un tabernáculo y sagrario, decorado con siete pinturas sobre tabla y columnas, coronado por el crucificado expirante llamado de Guájar. En ella se veneraba ya, como gran devoción motrileña, la imagen del Nazareno que tallara Jusepe Micael Alfaro y Serrano.

Ntro. P Jesús Nazareno.
Jusepe Micael Alfaro, 1636.
Extramuros de la ciudad se levantaba el convento franciscano de La Asunción y el de frailes Capuchinos, las ermitas de San Roque (hoy Iglesia del Carmen), San Antonio, San Sebastián, San Antón y Nuestra Señora de la Aurora cuyas obras de ampliación muy posiblemente conoció el joven Belluga, pues concluyeron en 1679 un año desues de su marcha a Granada.

Desde 1635 existía el actual Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza, si bien su desaparecida decoración barroca no debió ser conocida por Belluga, pues tanto su retablo como las yeserías del camarín de la Santísima Virgen correspondían a las primeras décadas del s.XVIII cuando Belluga era ya Obispo de Cartagena.

La vida de la ciudad giraba en torno al cultivo de la caña y su transformación en azúcar en los ingenios existentes en la época, Trapiche, Viejo de Lucas Herrera, Nuevo de Nicolás Ruiz de Castro, Toledano de Juan de Francis, de la Palma de Juan de Victoria y Castro.