miércoles, 30 de noviembre de 2011

Nacimiento y bautizo de Belluga

El Cardenal Belluga y Moncada nació en Motril el 30 de noviembre de 1662. Sus padres, también nacidos en Motril, fueron D. Luis Belluga y Moncada Torre y D.ª María del Castillo López de Haro. Sus abuelos paternos D. Luis Belluga y Moncada Patino y D.ª Isabel Ramírez Serrano, y maternos D. Sebastián del Castillo y Haro y D.ª Marina de la Fuente Arana, descendían de nobles familias castellanas.

No se conserva el libro de bautismos de la Parroquia Mayor de La Encarnación de Motril donde quedara inscrito, pero sí la transcripción que del capítulo correspondiente a Belluga realizada por D. Juan Ignacio de Alfaro y Aguilar el 14 de diciembre de 1685 para el “Expediente de Pruebas de Legitimidad y Limpieza de Sangre de Luís Antonio Belluga Moncada, para la obtención de una Beca de entrada en el Colegio de Santa María de Jesús” y cuyo tenor es el que sigue:

“En la ciudad de Motril a treinta días del mes de noviembre de mil seiscientos y setenta y dos años, yo el Licenciado Diego Rodríguez de licencia de el Licenciado Fernando Pérez Cura de esta ciudad Bauticé a Luis hijo de D. Luis Belluga, y de Doña María del Castillo su mujer. Fueron sus padrinos D. Juan Belluga regidor de esta ciudad y familiar del Santo Oficio y Doña Antonia de Escobar su mujer, testigos Antonio Pérez Manuel de Mora y Josepf de Lucena vecinos de esta ciudad. El Licenciado Fernando Pérez = Licenciado Diego Rodríguez”

martes, 29 de noviembre de 2011

Infancia y primeros estudios

Murieron los padres de Belluga cuando éste contaba tres años de edad, quedando, junto a sus dos hermanas, al cuidado de su abuela materna Dª María de la Fuente y Arana y su tío D. Luis Belluga Mortara, a la sazón Beneficiado de la Iglesia Mayor Parroquial de La Encarnación.

Todas las crónicas hablan de la inclinación al orden sagrado del joven infante Belluga, cosa por otra parte normal dada la influencia ejercida sobre él no sólo por su tío, que se hizo cargo de la primera educación del niño, sino por una tía suya monja de clausura. José Molero, quizás el primer biógrafo de Belluga, afirma: “me aseguran, que una tía de nuestro Eminentísimo Señor Belluga, solía decir, cuando este era niño, que habría de ser Cardenal”.
Convento de la Victoria. Motril

Realizó sus primeros estudios en el Convento de la Victoria de Frailes Franciscano Mínimos de San Francisco de Paula, fundado en Motril en 1573, ordenándose de menores al cumplir los catorce años.

lunes, 28 de noviembre de 2011

El Motril de Belluga

Con dieciséis años, Belluga entró en el Colegio Mayor de San Bartolomé y Santiago de Granada. Hasta entonces debió vivir en Motril junto a su tío y abuela, desconociéndose si durante el periodo de colegial granadino visitaría su ciudad natal. Referimos aquí algunos datos del Motril en que vivió el Cardenal su infancia.

Motril en el siglo XVII
Belluga conocería una ciudad que había adquirida tal título pocos años antes, en 1657, y que sobrepasaría por entonces los 6000 habitantes. Aunque su uso era cada vez menos necesario, los límites de Motril vendrían dados por la antigua muralla, tras la que se extendía al sur, una extensa vega plantada de cañas de azúcar, al poniente el barrio del Manjón, al que se accedía desde la puerta de Granada, y al este tras atravesar el Postigo de Beas, el Barrio del Corucho.
Intramuros se encontraban el Convento de Mínimos de San Francisco de Paula, el Hospital de Santa Ana con su templo y la Iglesia Mayor de la Encarnación. La estructura de este templo en la infancia de Belluga se asemejaría bastante a la actual, si bien con los añadidos desaparecidos de los testeros norte y sur. El crucero había sido terminado en 1620 y la entrada al templo podía hacerse aún por la puerta del testero oeste. El altar mayor se componía de un tabernáculo y sagrario, decorado con siete pinturas sobre tabla y columnas, coronado por el crucificado expirante llamado de Guájar. En ella se veneraba ya, como gran devoción motrileña, la imagen del Nazareno que tallara Jusepe Micael Alfaro y Serrano.

Ntro. P Jesús Nazareno.
Jusepe Micael Alfaro, 1636.
Extramuros de la ciudad se levantaba el convento franciscano de La Asunción y el de frailes Capuchinos, las ermitas de San Roque (hoy Iglesia del Carmen), San Antonio, San Sebastián, San Antón y Nuestra Señora de la Aurora cuyas obras de ampliación muy posiblemente conoció el joven Belluga, pues concluyeron en 1679 un año desues de su marcha a Granada.

Desde 1635 existía el actual Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza, si bien su desaparecida decoración barroca no debió ser conocida por Belluga, pues tanto su retablo como las yeserías del camarín de la Santísima Virgen correspondían a las primeras décadas del s.XVIII cuando Belluga era ya Obispo de Cartagena.

La vida de la ciudad giraba en torno al cultivo de la caña y su transformación en azúcar en los ingenios existentes en la época, Trapiche, Viejo de Lucas Herrera, Nuevo de Nicolás Ruiz de Castro, Toledano de Juan de Francis, de la Palma de Juan de Victoria y Castro.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Colegial en Granada

Colegio San Bartolomé
y Santiago de Granada
En 1678, con dieciséis años, Belluga ingresa en el Colegio de Santiago de Granada, desde 1702 y hasta nuestros días, Colegio Mayor de San Bartolomé y Santiago.

El centro educativo era regido por los Padres de la Compañía de Jesús lo que influirá notablemente sobre la personalidad del futuro Cardenal que mostrará, en reiteradas ocasiones, su amor por los Jesuitas, por ejemplo con la fundación de un Colegio de la Compañía en su ciudad natal.
Galerías del Colegio
En los ocho años de formación granadina, Belluga estudia filosofía, teología, cánones y leyes, recibiendo todas las órdenes mayores menos el presbiterado. El profesor Vilar observa que según los testimonios conservados “fue un brillante estudiante…. que se ganó el aprecio de compañeros y profesores por su conducta ejemplar, laboriosidad y talante reflexivo, modesto y desprendido”.

sábado, 26 de noviembre de 2011

El Oratorio granadino de San Felipe Neri

Iglesia del Perpétuo Socorro,
Granada.
Durante los siete años de estudios en Granada, Belluga conoce y frecuenta  la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri, cuya filiación marcará el resto de su vida.

El oratorio granadino se encontraba en la Iglesia de San Felipe Nerí, hoy del Perpetuo Socorro, a escasos metros del colegio Jesuita de Belluga.

Dolorosa,
José de Mora 1671.
La profunda devoción del Cardenal Belluga a la Virgen de los Dolores que tan marcadamente demostró el resto de su vida, nacería a los pies de la titular de aquel oratorio: la Dolorosa que tallara José de Mora en 1671 y que hoy se encuentra en la Iglesia de Santa Ana de Granada.

Breve etapa sevillana

El Colegio Mayor de Santa María de Jesús de Sevilla, germen de la actual Universidad Hispalense, fue creado en 1505 por el arcediano de la Catedral Maese Rodrigo Fernández de Santaella, nombre por el que era popularmente conocido.

Desaparecida fachada del Colegio de Santa María
de Jesús, Sevilla.
Aunque pensado inicialmente para acoger a estudiantes pobre, la exigencia de pruebas de legitimidad y limpieza de sangre lo convirtió en pocos años en un selecto colegio para clases pudientes, que aseguraba el ingreso de sus becados en la carrera política o eclesiástica.

En enero de 1686 Belluga obtiene una beca para completar sus estudios en él, revalidando en menos de un año sus estudios de bachiller, Filosofía, Teología, Derecho Canónico y Derecho Civil.

Con este bagaje formativo, en diciembre de 1686 oposita a las plazas de canónico magistral de Córdoba y Coria, ganando la primera de ellas que cedió a favor de un opositor de mayor edad.

viernes, 25 de noviembre de 2011

El expediente de limpieza de Sangre de Belluga

Como hemos comentado para el ingreso en el Colegio de Santa María de Jesús era necesario demostrar la limpieza de sangre, es decir, no ser descendientes de moros o judíos, así como comprobar la legitimidad familiar y buenas costumbres del aspirante.

Para la concesión de la beca que permitiría la estancia de Belluga en el colegio sevillano, el 21 de septiembre de 1685 D. Diego Félix de Capeda y Cobos, a la sazón Rector de la Institución, abrió el oportuno expediente de "Limpieza de genealogía, vida y costumbres". El expediente completo, que consta de 116 hojas y contiene un extenso número de testimonios sobre la familia, vida y personalidad de Belluga, fue aprobado cuatro meses después, el 24 de enero de 1686.

Un concienzudo interrogatorio de dieciocho preguntas que se realizó, bajo juramente, a conocidos y familiares de Belluga en Sevilla, Granada y Motril, ciudades, éstas dos últimas, a las que se desplazó D. Juan Ignacio de Alfaro y Aguilar, Colegial de Santa María de Jesús, para recoger de primera mano los testimonios de los familiares, vecinos o compañeros del futuro Cardenal.

   
          

jueves, 24 de noviembre de 2011

Canónigo Magistral en Zamora

Catedral de Zamora en un grabado del s. XVIII.
Apenas un año después de su ingreso en el colegio sevillano, Belluga opta a sendas canonjías en Córdoba y Coria, obteniendo la primera de ellas, si bien la rechaza en favor de otro opositor, al parecer, de mayor edad. Este extremo es puesto en duda por el profesor Sobejano en su trabajo biográfico sobre el Cardenal Belluga, pues opina que la mediación de personas cercanas al Cabildo Catedral, pudieron haber influido en el resultado de la oposición.

En cualquier caso el 31 de enero 1687 Belluga vuelve a presentarse a un nueva oposición, que en esta ocasión sí gana, convirtiéndose en Canónigo Magistral de la Catedral de Zamora.

De manos del Obispo de aquella diócesis, Fray Gaspar de Vergara, sería ordenado presbítero, a la vez que tomaba posesión de su nuevo cargo, cuando contaba veinticinco años, edad mínima exigida para acceder al orden sacerdotal.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Canónico lectoral en Córdoba

Cardenal Salazar.
Tres años después de su llegada a Zamora, el 5 de noviembre de1689, Belluga oposita y gana la plaza vacante de Canónigo Lectoral de la Catedral de Córdoba, donde permanecerá durante quince años ganándose el afecto y consideración del Obispo diocesano y posterior Cardenal, D. José Salazar y Toledo.

Portada del Seminario
de San Pelagio, Córdoba.
En correspondencia con su cargo ejerció de profesor de Sagrada Escritura en el Seminario Conciliar de San Pelagio de la Capital andaluza. Ganándose la estima de los cordobeses por su predicación que, como destaca J. Molero en su biografía, era “en estilo llano y familiar ( ) y con tanto fervor que, arrepentidos, innumerables lloraban sus culpas, y desengañados, enmendaban sus vidas”.

D.Rafael Vázquez Lesmes ha documentado el proceso de oposición de Belluga a la canonjía cordobesa, y muy singularmente el nuevo expediente de limpieza de sangre a que se vio sometido el motrileño para la obtención definitiva de la plaza, en su artículo "El Cardenal Belluga, canónico de la Santa Iglesia Catedral de Córdoba".

martes, 22 de noviembre de 2011

Fundador del oratorio cordobés

Portada del Palacio de la
Familia Venegas, Córdoba.
Lo que no consiguió en Zamora por falta de medios suficientes, sí lo logrará en Córdoba donde Belluga destinaría gran parte de las rentas de su canonjía a la fundación de la Congregación Cordobesa del Oratorio de San Felipe Nerí.

La fundación no estuvo exenta de dificultades por cuento el propio Obispo Salazar y el Cabildo Catedral se opusieron en principio a la misma. Con todo, el tesón de Belluga terminaría venciendo las reticencias y el 15 de septiembre de 1696 quedaría instituido el oratorio cordobés en un palacio cedido a tal fin al lectoral de Córdoba por la familia Venegas de Hemestrosa.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Fray Franciso de Posadas

El hoy Beato Francisco de Posadas, tuvo un relevante papel en la vida de Belluga durante su etapa Cordobesa.

Dominico del Convento de San Pablo, Fray Francisco fue confesor del cardenal motrileño y su influencia sobre Belluga fue decisiva para que éste accediera a abandonar Córdoba y aceptara el Obispado de Cartagena.

Aunque no se produjo hasta el 20 de septiembre de 1818, ocupando la silla de Pedro el Papa Pío VIII, fue Belluga quien inició, en su etapa romana, su proceso de beatificacion.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Obispo de Cartagena

El nombramiento de Belluga como Obispo de la diócesis de Cartagena con sede en la ciudad de Murcia en 1705, vendrá precedida por el interés de Felipe V, ante la situación militar de la zona en la guerra de sucesión española, por que aquella sede fuera ocupada por alguien cercano a la causa borbónica.

El joven lectoral de la Catedral de Córdoba había redactado en 1704 un informe jurídico titulado “Defensa de los derechos del Señor Don Felipe V”, publicado en 1705 (recogido parcialmente en Imagen y propaganda de guerra en el conflicto sucesorio. (1700-1713) por Cristina Borreguero Beltrán), y que junto a los informes del Obispo Salazar y el jesuita confesor del Rey, convencieron al monarca para la presentación al Papa del candidato motrileño.

En Febrero de 1705 la Santa Cede designa a Belluga Obispo de Cartagena, pero aún tendrán que vencer las reticencias de éste a aceptar el cargo, cosa que finalmente hace más por obediencia que por propio deseo.

El Cardenal Salazar consagrará al nuevo obispo en su capilla de la catedral cordobesa (capilla de Santa Teresa) el 19 de abril de 1705, haciendo su entrada en la sede murciana el 5 de mayo de ese mismo año.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Belluga y el Rey Felipe V

La relación del monarca Español con el Obispo y luego Cardenal motrileño, se basa en el mutuo sincero respeto y admiración que se profesaban ambos personajes.

Belluga se granjeó la amistad del Rey por su ardua defensa de los derechos sucesorios del primer Borbón, antes incluso de su promoción a  Obispado de Cartagena. Por su parte Felipe V, que lo nombró miembro de su Real Consejo, tenía en alta estima la opinión y actuación de Belluga, “cuando el Obispo de Murcia lo hace, razón tendrá” afirmó en más de una ocasión.

La lealtad de Belluga al Rey de España fue una de sus constantes durante toda su vida, sin que ello fuera óbice para mantener posturas encontradas con el mismo en diversas ocasiones, como demuestra su frontal oposición a las posturas regalistas defendidas por ministros y asesores del Rey, y que fueron enérgicamente combatidas por Belluga en su famoso “Memorial del Doctor D. Luis Belluga, Obispo de Cartagena al Rey Phelipo Quinto, Sobre las materias pendientes con la Corte de Roma, y expulsión de Nuncio de Su Santidad de los Reynos de España”.

A pesar de los desencuentros Belluga fue un leal súbdito que contó con el apoyo real manifestado en los reiterados nombramientos y distinciones con los que el Rey quiso distinguirlo, Capitán General de los reales ejércitos, Virrey de Valencia, Caballero de la Real Orden de San Genaro, Ministro del Rey en la corte de Roma y Protector de España, título este último que Felipe V dejó vacante a la muerte de Belluga y hasta el final de su reinado.

Belluga por su parte, puso bajo el auspicio del Rey todas sus Pías Fundaciones, patronazgo Real confirmado y por la  “Real cédula confirmatoria de las fundaciones de Belluga” de 1742.

Pero sin duda la más clara evidencia del respeto y estima del Rey por el Cardenal Belluga viene dada por la deferencia que de él hace al considerarlo repetidamente como “nuestro padre”.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Belluga y la Guerra de Sucesión Española

La primera etapa del nuevo obispo de Cartagena viene marcada por su obligada participación en el enfrentamiento sucesorio desencadenado en 1701.

A los pocos meses de su llegada al Obispado, finales de 1705, Belluga tiene que interrumpir su primera visita pastoral a la diócesis para hacerse cargo de la recién constituida Junta de Guerra y Defensa de la ciudad de Murcia ante los avances del ejercito austracista desde la ciudad de Valencia sobre el territorio murciano.

La presidencia de la citada Junta de Defensa lleva aparejado el cargo de Capitán General de Murcia, máxima autoridad militar y política de la ciudad. En esa condición y ante los llamamientos del Gobernador de Alicante, cercada por el ejercito aliado, Belluga al frente de 4000 hombres libera la ciudad y establece su cuartel general en la de Villena, desde donde recibe las ayudas que le rey le hace llegar para la defensa del Reino de Murcia.

En el verano de 1706 los ejércitos del pretendiente avanzan sobre Murcia tomando importantes plazas como Orihuela y Alicante, esta última fue saqueada entre el 8 y 9 de agosto de 1706. Belluga se ve obligado a abandonar Murcia para organizar la ofensiva desde Lorca y Totona, no sin antes mandar inundar la huerta murciana abriendo las puertas del Azud Mayor y quebrando las acequias, para dificultar el avance enemigo sobre la ciudad.

Desde las dos ciudades mencionadas el obispo envía refuerzos que, junto a los efectivos murcianos, se atrincheran en una finca cercana a Murcia perteneciente a D. Baltasar Fontes, donde consiguen vencer el avance enemigo y el repliegue del ejercito austracista tras la conocida Batalla del Huerto de las Bombas el 4 de septiembre de 1706.

Belluga puede entonces regresar a Murcia para organizar personal la ofensiva contra el sur valenciano, tomando Orihuela, Elche, Elda y Villena,  y sitiando Alicante. Desde allí y junto a los refuerzos mandados desde Castilla, avanzaron las tropas mandadas por el Obispo sobre la ciudad de  Cartagena, en poder de los aliados, que fue tomada el 18 de noviembre de 1706 con lo que la práctica totalidad de la Diócesis de Belluga quedó bajo el dominio borbónico.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Virrey y Capitán General de Valencia

Tras la toma de Orihuela y en tanto la contienda no permitiera la restitución de las instituciones valencianas, Felipe V creará en aquella ciudad una Audiencia para el gobierno de la región, cuya presidencia recaerá en la persona del Obispo de Cartagena que será nombrado Virrey y Capitán General de Valencia el 10 de octubre de 1706.


La definitiva Batalla de Almansa, en la que no participó Belluga, supuso el comienzo de la conquista de Valencia  y el repliegue catalán de las tropas del Archiduque Carlos. Belluga desde su cargo de Virrey en la retaguardia se encargó de alentar la causa borbónica, procurar hombres, armas y víveres al ejército así como mantener los hospitales y albergues para heridos y mutilados. Pero también en su condición de Obispo, hubo de enfrentarse a los desordenes y abusos que los propios soldados provocaban en las ciudades tomadas, saliendo en defensa de los ciudadanos e invocando la clemencia real sobre muchas de ellas.

Aunque Belluga solicitó reiteradamente al rey su relevo al frente de los cargos valencianos, éstos fueron mantenidos durante varios años, y aún después de producido éste, conservó el de Presidente de la Junta de Defensa de Murcia hasta 1711, cuando incorporado íntegramente a sus funcione de Obispo, rechazó la sede Zaragozana así como todos los honores y recompensas que por su actuación le fueron ofrecidos.

martes, 15 de noviembre de 2011

Fundador de la Gaceta de Murcia

Si bien la intervención de Belluga al frente de los ejércitos de Felipe V fue fundamental para el desarrollo de la guerra de sucesión en los reinos de Valencia y Murcia, su labor como propagandista de la causa borbónica fue sin duda decisiva, por cuanto consiguió convertir una guerra sucesoria en la causa del pueblo español contra los enemigos de la religión católica.

Para ello Belluga se sirvió de todos los medios a su alcance, entre ellos la edición del que es considerado el primer periódico murciano, La gazeta de Murcia, publicado por el impresor del obispo, Vicente LLofríu, “Por mandato de su excelencia” a partir de agosto de 1706.

Desde sus páginas se dieron noticias sobre los más relevantes sucesos de la contienda, instando al pueblo a salir en defensa de sus creencias, y contra los sacrílegos actos que se dieron en muchas de las ciudades tomadas por el ejercito austracista.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

El milagro de la Virgen de las Lágrimas

Un hecho, declarado milagroso por Belluga, vino a reforzar las tesis del Obispo de Cartagena sobre el cariz religioso de la contienda sucesoria.

Mientras la tropas austracistas destruían la ciudad de Alicante, profanando y destruyendo sus templos durante los días 8 y 9 de agosto de 1706, una imagen de la Dolorosa, devoción particular de un tal Francisco López Majuelo en el partido de Monteagudo a las afueras de Murcia, sudó y lloró copiosamente, empapando incluso los manteles sobre los que se hallaba colocada, por lo que se advocó desde entonces como Virgen de las Lágrimas.

Belluga, en un exhorto a sus fieles murcianos, no tardo en declarar “por milagrosas dichas Lágrimas, y sudor, y digna de veneración, y culto la sagrada Reliquia de los Manteles”, considerando que “ya no avían de mirar esta guerra, tanto por causa de justa defensa de su Rey, y su patria, como por causa suya, y de su misma Religión”

La imagen fue mandada llevar a la Catedral de Murcia donde ha recibido culto hasta el 16 de octubre de 1995, en que fue devuelta por el Cabildo Catedral Murciano para su veneración en la iglesia que ordenó levantar Belluga en el lugar del milagro.